


Allí trabaja Don Draper. Carilindo, exitoso, representa el sueño americano: está casado con Betty, su equivalente estético, tienen dos hijos, tiene varias amantes aunque nada escandaloso. Don tiene la capacidad de vender cualquier cosa. Pero cualquiera. Capta el inconsciente colectivo. Tiene todo bajo control, o al menos eso parece.
Si uno ve la serie, a simple vista no parece pasar mucho. Entonces: mirar bien. Los gestos, lo chocante de un mundo que ocurría casi como ahora, con algunas diferencias sutiles -la gente fuma y chupa, el cuidado de la salud todavía no es un tema de la agenda mundial, el desempleo no es una preocupación-. Todo parece en regla, pero hay que mirar bien...
La primera temporada está centrada en qué oculta Don de su pasado. La segunda , las competencias internas en la agencia de publicidad. La tercera ... es una obra maestra, lejos la mejor de todas, con un final maravilloso.
Como en su tiempo ocurrió con Los Soprano, la serie arrasa con todos los premios que se le cruzan a su paso. Es, lejos, lo mejor que se está dando en la pantalla chica en el mundo. De una sutileza que, por momentos, pareciera que los guiones hubieran sido escritos por John Cheever.
Indispensable de ver.
2 comentarios:
es impecable y sutil...
concuerdo con que la tercer temporada es buenísima, pero la segunda me fascinó.
100% de acuerdo... es lo mejor de la pantalla chica en cuanto a series yanquis de este momento.
Saludos
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