Palabra del Editor Más Fachero y de Casanova

-Ahora, a coger -dice el Editor Más Fachero.
-Bueno, no hay apuro -digo.
-Tenés que cortar la linea -dice Casanova-. En Grecia se creía en las Benévolas, que eran tres minas que tejían los hilos del destino. Cuando cortaban un hilo, se terminaba una vida. Bueno: vos tenés que cortar la línea con No Sonia cuanto antes. A coger.
-Bueno, está bien -digo-. Mañana o pasado voy de putas y listo.
-Bien -dice el Editor.
-Bien -dice Casanova.
-Bien -repite el Editor.
-¿Y por qué no te levantás alguna y listo? -pregunta Casanova.
-Mucho problema -digo-. Yo enseguida me enamoro o hago una pelotudez por el estilo.
-Y, eso es difícil -dice Casanova.
-¿Pero vos no quisiste siempre enamorarte? -pregunta el Editor, con desconfianza.
-Sí, pero ahora... no sé -digo.
-¿Cómo que no sabés? -preguntan al unísono.
-Eso: no sé. ¿Si me gustaría estar con alguien? Claro. El problema es que tengo 38 años, una panza considerable que a esta altura no tengo ningún interés en bajar, y las que me puedo enganchar enseguida quieren formar una familia, o algo así. O sea: no me toman como seductor, sino como procreador.
-Semental -sonríe Casanova.
-Ojo -aclaro-, no es sólo conmigo. Las minas quieren procrear. Y yo quiero formar una pareja, primero, no un proyecto de familia.
-Eso tiene solución -dice el Editor Más Fachero.
Lo miro. Casanova también lo mira.
-La edad máxima de cualquiera con la que salgas tiene que ser 28 años -sonríe el Editor.
-¿Por? -preguntamos Casanova y yo.
-Simple. A los 30 ya empiezan a hinchar las pelotas con que quieren embarazarse con cualquiera. Si tiene 28, te da dos años de changüí para conocerla y ver si da para formar esa supuesta familia. Entonces: edad máxima, 28.
-O que ya tenga hijos, siguiendo con esa lógica -digo-. Si ya los tiene no me va a romper tanto los huevos con que quiere tener más.
-Eso puede ser una solución -dice el Editor.
-No la ideal, claro -agrega Casanova-. Siempre pueden querer más hijos. Son mujeres. Las hace sentirse realizadas.
-Eso es un peligro -digo.
-Bueno, pero tampoco te hagas tanto problema -dice Casanova-. Vos tranquilamente podés tener una relación tranqui, o varias relaciones tranqui. Pasás un buen rato, se tratan bien, garchan mejor, y se ven cuando da y si no da no hay ningún drama. Y, fundamentalmente, nadie te hincha las bolas.
-No está mal -digo.
-¿No está mal? -abre los ojos el Editor-. ¿Vos decís que no está mal? No lo puedo creer.
-Vengo de una relación larga -digo lo obvio.
-Vos sos una relación larga. ¿Así que querés aflojar? -insiste el Editor.
-Quiero que no me hinchen los huevos -digo.
-Hacete puto -dice Casanova-. Aunque no. En las relaciones homosexuales siempre hay un hinchapelotas: el que hace de mina. El tema es que lo disfrutes. Son complicadas, son insoportables, pero por eso mismo son divinas. Y cogés. Pajearse es peor.
-No siempre -decimos el Editor y yo al unísono.
-Es verdad -admite Casanova.
-Hay otro tema -digo.
-¿Cuál? -preguntan.
-Los perfiles. Últimamente es como que tengo mucho levante con las chicas, ejem, excedidas de peso.
-¿Las gorditas? -pregunta Casanova.
-¿Las gordas? -pregunta el Editor.
-Esas. Y, la verdad, no me gustan demasiado.
-A nadie le gustan -dice el Editor-. Por más políticamente correcto que seas, a nadie le gustan. Y si me venís con la disquisición de cuál mina es gorda, es simple: todas las que creen ser o estar gordas, son gordas.
-Bueno -dice Casanova-, pero vos tenés que agarrar viaje con todo, Elemental. La Tierra es femenina, es la Pacha Mama. Cuando te hacés cargo de un bagarto, cuando te la cogés bien cogida aunque sea horrible, y por eso mismo divina, le estás haciendo una ofrenda a la Pacha Mama. Y la Pacha Mama lo anota. Lo carga a tu cuenta. Así, de esa forma, el día menos pensado te recompensa con un minón.
-¿Cuántas gordas para una delgada? -digo.
-El cambio hoy está a dos por uno, más o menos -dice Casanova.
-Voy de putas, entonces -digo.