29 septiembre 2009

Sonia 02 (dNS): Security Man is very security

Sábado (cont).
Sonrío. Ante lo que ella me cuenta, sonrío. No burlón. Para nada. Sonrío porque me resulta divino lo que me cuenta.
-Estuve en crisis existencial con mi profesión -dice.
-Por un tiempo dejé todo, me dediqué a tocar la guitarra, no sabía lo que quería hacer -dice.
-No sé, algo me indicó que tenía que volver -dice.
-Creo que hay energías que se juntan, que confabulan, por así decirlo -dice.
-Ahora estoy bien, bárbara, lista -dice.
Yo sonrío. La dejo hablar. Le pregunto, le repregunto. Estoy sentado, inclinado hacia adelante. Apoyé el mentón en una mano, y la escucho.
-Tenés muy lindos ojos -digo.
-Gracias -sonríe-, vos también.
-Gracias.
-Los dos tenemos lindos ojos, entonces.
-Los dos.
Pedimos otro café. De un momento para el otro, me doy cuenta de que a cada cosa que cuento ella agrega un "yo también". Pero no es competitivo, nada que ver. Es asombrado. Es como si estuviera cayendo en el juego de las coincidencias, el espejismo que nos hace suponer que si el otro tiene mucho de parecido a nosotros lo transforma automáticamente en objeto de nuestro amor. El engaño es sutil, pero clave, en su mayoría lo padecen personas que buscan desesperadamente protección, que toman al amor como refugio.
Yo, en cambio, no veo tantas cosas en común con Sonia 02 (dNS). Creo que me gusta cada vez más por eso.
Cuando promedia el encuentro, le digo.
-Bueno, estamos hablando pavadas, ¿no?
Ella me mira, sonríe.
-Digo, estamos hablando pavadas porque este café es un reconocimiento y ya llegamos al punto en el que cada uno se pregunta si el otro quiere que nos volvamos a ver.
Ella ensancha su sonrisa.
-Me encantaría volver a verte -digo.
-A mí también -dice.
-Para la próxima una cena, más que un café, ¿no?
-Sí, mejor.
-¿Cuándo?
-Cuando quieras.
-¿Mañana podés?
-Sí.
Los dos sonreimos.
-Bueno, podemos retomar la charla -digo.
Sonia 02 (dNS) me pregunta por mi familia, le fascina que mi vieja sea psicoanalista, que yo del tema toque al menos un poco de oído. A mí me gusta su fuerza. Todo lo que cuenta habla de dificultades y de cómo se sobrepuso. Mueve mucho las manos, al hablar. Me mira. Nos conectamos.
En un momento, mira el reloj que hay en la pared del bar.
-La cena de tu vieja -digo.
-Una lástima, porque la estoy pasando bárbaro.
-Yo también. Pero mañana va a ser mejor.
Y pido la cuenta.
Atenti: esto no terminó.

8 comentarios:

Sole dijo...

El pueblo quiere saber de qué se trata! Plissssssssss.

María Auza dijo...

Ahhh las buenas primeras citas son lo máximo, todo se pone medio eléctrico y uno siente que cualquier cosa puede pasar... que lindoooooo

Anónimo dijo...

Hasta ahora todo muy bien! pero me parece que no fué mejor que sonia cacerola, me equivoco?
Otra cosa:¿Tán rápido cambiás de opinión?

Deo

Anónimo dijo...

so far, so good!

La Otra Maja

Diego Grillo Trubba dijo...

Sole, ya está, ya podés saber.

Maja, por cierto.

Deo, te equivocás.

Otra Maja (me marean), thanks.

giselita dijo...

me alegra tu alegria... me gusta el hombre ingenioso para dar el primer beso... es la clave ... es tuya !

Gizmo dijo...

¿Estoy muy confundido o ya habías escrito en tu época pre NS sobre los juegos de las coincidencias y como hay gente que necesita verlas en todos lados?

Creo que sí, pero no recuerdo para qué Sonia fue.

Diego Grillo Trubba dijo...

Giselita, siempre tan buena onda.

Gizmo, en efecto, en efecto, pero si releés hay una diferencia muy sutil, para seguidores fieles... Ahora digo que ya no caigo en esa.

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