Miércoles (cont.).
En la puerta del hotel hay un micro estacionado. Cuando La Chica Más Hermosa Que Vi da la orden, comenzamos a subir en silencio. No con las cabezas gachas, pero casi. Empiezo a caminar por el pasillo y veo que Juana está sentada sola, libre el lugar junto a ella. Me mira y sonríe. La miro y sonrío con sinceridad. Sigo de largo. Siento cómo, detrás, Noriega la saluda y se sienta a su lado. Catherine también está sola, y también paso de largo. Me siento al fondo, con la esperanza de poder dormir en el trayecto hasta el estudio de grabación. Hugo Chávez viene desde el fondo. Veo cómo mira a Catherine, cómo duda acerca de si ocupar el sitio junto a ella. Pasa de largo. Se tira junto a mí. Me sonríe, y lo miro con cara de culo. ¿Vos no te la querías coger?, pregunto. Sí, ¿por?, enrojece. Porque te tendrías que haber sentado junto a ella, digo, pero ya es tarde. La llamé por teléfono a la noche, ahora si ella quiere algo me tiene que dar alguna señal, dice Hugo Chávez mientras hace puchero. No sé si es porque tantas horas sin dormir me ponen de mal humor, pero le doy un cachetazo breve que le hace temblar las mejillas. Hugo Chávez me mira con ojos bovinos. Si querés coger, va siendo hora de que dejes la dignidad de lado, le digo. Y agrego: la dignidad es cuando aspirás a un noviazgo, porque implica futuro y nadie quiere que lo maltraten por mucho tiempo, pero si es sólo coger, ¿qué te importa que se haga la estrella, si después de garchar te vas? Hugo Chávez asiente, boquiabierto. El micro arranca. Apoyo la cabeza en el respaldo, cierro los ojos. Una marea acaricia mis sienes, el cuerpo se relaja. Veo un mar, los palos de un muelle que ya no está. Siento las olas. Me relajo. ¿Y si me enamoro?, pregunta un osito de peluche entre las olas. ¿Cómo?, pregunto. Que si me enamoro, Elemental, ¿qué hago?, insiste el osito que viste una malla hawaiana. Mierda. Abro los ojos. Cientos de agujas se clavan en mis párpados. La frente adormilada, la boca pastosa. ¿Cómo?, pregunto. Que si me enamoro, pregunta Hugo, ¿qué hago? Suspiro. Tengo mujer e hija, insiste Hugo Chávez. No tenés que enamorarte, digo. ¿Y si lo hago?, pregunta. Su cuerpo tiembla. El mío también, pero por otros motivos, supongo. Bueno, entonces no cojas, digo. Qué pena, dice él, y apoya la frente en la ventanilla. Le doy otro cachetazo. ¡Vos tenés que cogértela!, grito en un susurro, si eso es posible. ¡El Ying y el Yang, pelotudo! ¡Ahora, te la vas a coger! ¿Y si me enamoro? Ya veremos. Ah. El micro entró en una autopista, el tránsito no es mejor que en la avenida, que no es mejor que en la calle. Hugo Chávez me explica -no sé por qué, si él es venezolano: quizás estoy soñando, quizás estoy dormido hace 56 horas- que en Bogotá no hay subtes, por eso casi todo el mundo utiliza los coches; que hay subte en Medellín, pero que ahí se hizo con plata de los narcos, parece que los narcos en Medellín hasta hicieron un zoológico de lujo. En cierto sentido, parece de acuerdo a lo que informa Hugo Chávez, Medellín es moderna y Bogotá está muy retrasada, en comparación. El norte era narco y se desarrolló, el sur buscaba el monopolio industrial y fracasaba siempre. Qué interesante, digo. Ni siquiera esto, me da sueño. Un calor recorre mi hombro. Miro. La Chica Más Hermosa Que Ví.
-Tenemos una hora hasta llegar al estudio -dice.
-Uy -digo.
-¿Quieres venir adelante así conversamos un poco?
27 octubre 2009
Elemental en Colombia: 56 horas sin dormir
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5 comentarios:
tendrá feromonas el perfume que te vendieron en el free shop???
suena raro esto, pero... ¡extraño a elemental!
¿Esto es realimo mágico? En todo caso, mantenete lejos de I. Allende.
Serena, ¿qué son las feromonas?
Fedet, algo de eso hay.
hormonas que liberan los animales (incluídos los hombres) en estado de excitación que resultan en extremo atractivo para otros animales (incluídas las mujeres).
Vendría a ser como extracto de Eros...
Serena, ah, como lo que usa Matt Damon en la tercera con Clooney y Pitt.
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