Miércoles, 8 PM
Puedo sentir cada gota que cae de la ducha. Tibias, duras, chocan contra mi piel -las pocas que logran esquivar los pelos ensortijados de la cabeza y el pelo-. Supongo que en otra situación me relajaría. Por las fosas nasales entra vapor mezclado con oxígeno. Abro la boca, el agua tibia toma mi lengua. Escupo. Con los ojos cerrados, las manos recorren mi cuerpo. Lo que en un principio es una pátina grasosa pronto se convierte en espuma. Suave. Abro los ojos. Las gotas taladran la superficie de espuma, dejan pequeños agujeros. Una tras otra, destruyen hasta no dejar nada. Ni tibieza.
Cierro la ducha, salgo de la bañadera. Me seco, y voy a la habitación.
La Chica Más Hermosa Que Vi, sentada en el sillón, cierra la revista que estaba leyendo y me sonríe.
-¿Listo para conocer la verdadera Bogotá? -pregunta.
1 comentario:
Mirá vos...
NN
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