Elemental en Colombia: La mujer más hermosa que vi

Martes (cont.).

Ok, exagero. Probablemente no sea la mujer más hermosa que vi. Pero, acá, en el aeropuerto El Dorado, con el cartelito con mi nombre, con la sonrisa de oreja a oreja, es la mujer más hermosa que vi. Es la mujer más hermosa que vi en mi vida en este momento, porque verla hace que mi vida sea este momento.
-Pensé que te nos habías perdido -dice.
-No, se ve que hubo una confusión, ¿no?
Me saluda en la mejilla. Tiene perfume a frutos cítricos. Cuando habla, me toca el brazo.
-Sí, discúlpame, Elemental... Es que me dijeron que llegabas a las 12 PM. ¿Ves?
Me muestra la planilla que le dieron con el listado de periodistas que arriban para las entrevistas. Ahí veo mi nombre, y al lado 12 PM.
-Está bien -digo.
-No, disculpa, en serio, no soy de hacer estas cosas...
-Me imagino que no. Lo que te quería decir es que el horario es correcto: llegué a las 12 PM.
-¿Estás desde ayer a la noche?
-No, no, las 12 PM son las 12 del mediodía...
-Mmmm... Aquí no.
-¿Cómo que no? ¿Qué hacen, modifican los relojes digitales?
-No, no, aquí las 12 PM son las de la noche...
-Ah.
-¿No me crees?
-Bueno... Claro que te creo.
Ella vuelve a sonreír. En señal de agradecimiento, me acaricia el brazo -que me duele de tanto ir de acá para allá con la mochila-. Si cada vez que cometa una pelotudez como esta me va a acariciar y sonreír así, por favor, que cometa muchas.
-Vamos a aprovechar que en un poquitico llegan los periodistas de Venezuela para hacer un solo viaje hasta el hotel, ¿te parece?
-Bueno...
-No estás muy cansado, ¿verdad?
-No, para nada. No dormí, pero soy un tipo muy enérgico.
-Eres gracioso.
-A todos los argentinos les dirás lo mismo.
-No, los argentinos no son graciosos.
Me vuelve a acariciar el brazo, y se me pone la piel de gallina. Vamos hasta la comby, dejo la valija y la mochila. Ella se aleja.
-¿Quieres esperar aquí, sentado? -pregunta.
-No, dejá, me voy a aburrir...
La acompaño. Vamos hasta el ingreso del aeropuerto, una vez más.
Es bajita. Cuando gira para mostrar hacia el vidrio el cartel, descubro un culo grande, enorme. Y no me importa. Es divina. Es perfecta. Con una mano sostiene los carteles, con la otra no deja de acomodarse su pelo lacio, castaño.
-Te ayudo -digo.
Tomo uno de los carteles. Lo muestro hacia el vidrio.
-¡Gracias!
-No podés con todo sola, es lógico...
-Gracias, Elemental, eres bien bueno.
-No creas. Me acabo de separar -digo, como quien da a entender "estoy libre, estoy libre, apresame"-, mi ex no opina lo mismo.
-Seguro que se equivoca.
-No creas. ¿Te dedicás a esto todo el tiempo?
-No, tengo otros trabajos.
-¿A qué más te dedicás?
-Bueno, estudio cine, poso como modelo para publicidades...
Ok. Con este dato, esta chica, me acaba de dar a entender dos cosas: a) las modelos son en verdad tan pelotudas como para confundir 12 AM y PM; b) sabe que es hermosa, y por lo tanto está fuera de mi alcance.
-Ah.
-¿Te caen mal las modelos?
-No, a las modelos suelo caerles mal yo.
-Mentiroso.
-No conozco tantas modelos, la verdad.
-Ahora conociste una.
-Sí, es extraño. ¿Cuánto años tenés?
-31.
-No te puedo creer...
-Mentiroso.
-No, en serio, te daba 26, 27 a lo sumo.
-Mentiroso.
Sonríe.
Creo que sigo en carrera.