Martes.
Son las dos de la mañana. Me acosté a dormir, pero me resultó imposible. Soy de los que se ponen tres despertadores por si alguno falla, pero que aún así creen que los tres van a fallar. Por otro lado, el viaje a Bogotá es de seis horas, por lo que si me subo con sueño al avión tengo más posibilidades de dormirme. No sé para qué estoy razonando esto, si al fin y al cabo la única razón por la que no duermo es que estoy tenso. Preparé la valija, también la mochila. De eso hace tres horas, es decir antes de apagar todas las luces y acostarme y recordar que el vuelo sale a las 7 de la mañana, por lo que tengo que estar en el aeropuerto a las 5 y media, por lo que el taxi que me manda el diario pasará a las 5. Aunque puede que haya problemas de tráfico. ¿Cómo va a haber problemas de tráfico rumbo a Ezeiza a las 5 de la mañana? Puede pasar. Una protesta madrugadora. Que la autopista se haya roto. Huelga de taxistas. Me levanté de la cama con esa idea. Entré en la página del aeropuerto. Chequeé mi vuelo. Dice que está on time. A tiempo. ¿Llegaré a tiempo? En fin. Por suerte, hace pocos días volví a abrir el blog. Arranqué aclarando que me separé, y que por eso vuelvo. ¿Vuelvo por eso? Puede ser. Puede que también lo haga porque si no mi mente se dedicaría a cosas como las huelgas aeroportuarias en todo el planeta, posibles problemas migratorios con el pasaporte y esas cosas. ¿Y si para entrar en Colombia hace falta visa? No la tramité. Bueno, tampoco tenía tiempo. Me avisaron el viernes del viaje, y creo que voy porque de todo el resto de los medios se negaron a dedicar un redactor al evento. Un programa nuevo en un canal de cable. ¿A quién puede importarle? A mí, que viajo. Lilita me dijo que el viaje es un premio. Bueno. Prefiero no tomarlo así. Aunque unos días en otro país pueden venirme bien, en especial después de la histeria de Sonia 02 (dNS), de mi venganza, del cambio de Casanova, de mi disputa con el Editor... Miro en la página de la embajada de Colombia. No dice nada de que los argentinos necesitemos visa. Igual, tengo el pasaporte italiano, por las dudas. Ah, no, está vencido. ¿Y si no me dejan entrar en Colombia por tener el pasaporte italiano vencido? ¿Vendrá el del taxi? Si no, llamo a otro. Aunque puede que estén todos los taxis, todas las empresas en huelga. Pero bueno, al menos no será que me quedé dormido. No. Peor. Será que pase una noche en vela al reberendísimo pedo. Abro la valija. Está todo. Abro la mochila. Está todo. Se supone que nada debería salir mal. Ya no. Suerte que soy obsesivo, porque ayer a la tarde llamé a la aerolínea para confirmar el vuelo, para elegirme un asiento junto a la ventanilla, y me dijeron que el pasaje no estaba pago. ¿Cómo?, pregunté. Me dijeron que estaba la reserva, pero no el pago. Más raro: estaba pago el de vuelta, pero no el de ida. O sea, esperaban que volviese sin haber ido. Raros, estos colombianos. ¿Qué me esperará allá? Son las tres de la mañana. No sé qué me espera allá, pero sé que si no sale todo bien, me tendrá que seguir esperando. Llamo a la compañía de taxis. Me atienden. Pregunto si hay una reserva a mi nombre. Sí. Ok, del diario no se equivocaron. Le digo a la chica de la compañía si, en vez de a las 5, lo puede mandar a las 4. De última, prefiero pelotudear en el aeropuerto, en el free shop. Mentira. Me estoy asegurando no llegar tarde porque soy un loco de mierda. Eso, soy. Miro el blog. Leo. No está mal. Esta vez, no está mal. Por suerte, no parece un blog. El shampú, recuerdo. Me olvidé del shampú, de la crema de enjuague, del desodorante. Voy al baño, meto cada frasco en una bolsa, y cada bolsa en otra bolsa. Son tres, cuatro, cinco bolsas. Tiene que ser seguro. ¿Y si en el aeropuerto me dicen algo? ¿Los terroristas usarán shampú? ¿Son limpios, los terroristas? Supongo que sí: nadie quiere ir al encuentro de cientos de vírgenes en vuelo sin escalas del estallido al paraíso y estar sucio. La que les falta es que, encima que vuelan a la mierda, que se sacrifican por sus creencias, las vírgenes paradisíacas los rechacen por tener el pelo sucio. No tendría que pensar estas cosas. Salman Rushdie la pasa mal, por pensar estas cosas. Y Salman Rushdie es incluso más feo que yo. En serio. Salman Rushdie es uno de los tipos más feos del mundo. Y se casó con un minón impresionante. Todo porque le lanzaron la fatwa esa. Yo podría escribir algo contra el Islam, y tener mi paraíso de vírgenes. Bueno, no vírgenes, pero sí potrancas. Las vírgenes son para los terroristas suicidas, los minones con pinta de gato para quienes atentan contra el Islam. No hay mucho que pensar, para elegir el lado correcto. ¿Quién quiere, después de volar en cientos de pedazos, tener que tomarse el laburo de romper un himen tras otro? No yo. A esta altura, quiero algo tranquilo. No tanto problema. No tanto trabajo. Aunque eso de vivir rodeado de guardaespaldas, no sé. ¿Te aumentarán las expensas, si sos un factor de riesgo para tu edificio? No, no conviene meterse con el Islam. El catolicismo podría ser más interesante, pero no sé. Ratzinger tiene cara de malo. Sonríe y parece el diablo. Digo: si la Iglesia quiere ahuyentar la imagen de curas pederastas, deberían operar a Ratzinger. Esa es una buena pregunta: ¿cómo Dios va a elegir en persona, o como sea que se diga para una divinidad, ser representado por alguien con gesto de degenerado si hay quilombo por los curas pederastas? Pero no. Meterte con los curas no da minas. Guita sí, sino miralo a Marcos Aguinis. Ahora dice ser un abanderado. En fin. Pero no. Meterme con los curas, con la pederastía, no da. Ya veo que un día me escribe una lectora del blog, nos vemos, pim, pam, pum y resulta que es menor de edad, y después los titulares son "antólogo fracasado calma su resentimiento con una menor de edad que escribe poesías con rima". No, no da. Porque si me meto con los curas, encima me van a tratar de hipócrita. Y eso no soy. Fracasado sí. Resentido, puede ser. Le metí un beso de lengua al Editor, también. Pero hipócrita no. Me quedan los judíos. ¿Da algo, meterse con los judíos? Puede ser. Hay mucho antisemita. Pero no sé si los antisemitas son de gastar, y en ese caso no sirve demasiado. A Mel Gibson se le acabó la carrera, y él era más lindo que Salman Rushdie. Billetera mata Corán.
Suena el timbre.
Taxi.
Menos mal.
19 comentarios:
Billetera mata Corán! JUAAAAAAAAAAA.
A Salman la hindi ya lo largó pero sí, ligó bien.
Genial Elem, MUYYYY gracioso!!! Levantaste el lunes.
Me reí, montones. Tanto para un viaje! Esa cabeza tuya a mil x hora.
Esta bueno el post.
Beso
Hace bastante que no comento, hoy lo hago ya que me ví reflejada en lo que escribiste referido a la "previa" del viaje, yo hago lo mismo solo que llega un momento en que me canso de chequear y mando todo a la m... q tanto!
Deo.
Estás en Colombia???....Bienvenido a Locolombia!!!!
Sole, gracias.
Vacya, gracias.
Deo, mi neurosis no se cansa.
Kokoro, no, lo que cuento ocurrió hace como un mes, ya estoy de vuelta...
pensa que hay personas más obses que ud... yo por ejemplo dejo siempre un listado de llamados a ser realizados por una persona previamente designada en caso de accidente, que incluye: 3 "fuiste el amor de su vida", un par de cuestiones laborales, y mi colección de zapatos a mi amiga que primero llore con el llamado.
me alegraste un día muy negro.
impecable. muy.
el comentario de la Serena de arriba muy bueno.
love,
J.
Oops.....Hace poco sigo el blog así que estoy algo perdida.
Su nivel de TOC me sorprende Elemental, diría es casi preocupante...igualmente es Ud adorable.
N.
Pd:Supongo que la novia de Salman lo dejó después de leer " Shalimar el payaso".
clap, clap, clap
impecable
Serena, ah, es que mi obsesión no pasa por padecer un accidente. No tengo miedo de eso. Si no de que algo superior impida lo planificado.
J., love.
Kokoro, es como con ciertas cosas que dan placer: cuesta entrar, pero cuando estás adentro...
N., gracias por lo de adorable. ¿Qué es TOC?
Fedet, grazie.
TOC: trastorno obsesivo compulsivo
o
un solo de los palitos de conocido instrumento...
supongo que es la primera
Serena, ¿tocarse?
Serena la primera opción es la correcta.
N.
"Billetera mata Corán" fue genial.
Gizmo, gracias.
yo también soy una obsesiva cuando viajo!!, me encantó, y recordé la escena de Mejor Imposible donde todo está sobre la cama y en paralelo ella no sabe qué meter en la valija...Siempre descubro que llevo más de lo que necesito pero no puedo aprender. Viajar inquieta. Beso!
Esloquehay, envidio a quienes ya, cuando empiezan el armado de valijas, están relajados.
yo también los envidio!. Besos
Publicar un comentario