Sonia 02 (dNS): Security Man is awake, and sleep again

Lunes feriado.

Despierto. Pienso en Sonia 02 (dNS). Descubro que estoy al palo. No soñé con ella, estoy casi seguro. Hace bastante que no recuerdo sueños. De todas formas, no sé si es el huevo o la gallina ¿estoy al palo y por eso pensé en Sonia 02 (dNS) o pensé en Sonia 02 (dNS) y por eso me puse al palo? Recostado, manoteo. Duro. Demasiado. Es lunes. Se supone que hoy tendría que verla. No da pajearme. Mierda. Las erecciones matinales se han ido espaciando, con el paso de los años. No debería desaprovechar la casca de vasca matinal, siempre tan rendidora, que despabila. Pero sería casi un acto adolescente. Y tengo 38 años. O sea, algún día tendré 40, y ese día no está tan lejos. No como antes. De hecho, una de las últimas cosas que me dijo No Sonia fue "sos un tipo de casi 40 años". Lo gritó. Sonó a insulto. Pero no: era la maldición. Desde su punto de vista, al tener casi 40 y renunciar a una relación porque ya no estaba enamorado me hace merecedor de la soledad eterna. Quizás Sonia 02 (dNS) sea parte de esa maldición. Quizás las benévolas tejen los hilos en este mismo instante, y ya han dispuesto una serie de locas de mierda en mi camino para demostrarme que No Sonia era, justamente, No Sonia. No sé. Lo que sé es que ayer, cuando el taxi se iba rodeado de frío, yo seguía al palo. Ahora que lo pienso, ayer estaba al palo y hoy estoy al palo. ¿Se me bajó en algún momento? ¿Me habrá agarrado priapismo? Mierda. Estoy adentro de un capítulo de "Clave de sol". Así me siento. Un juego, dijo. Quedar caliente está bueno, dijo. No entiendo. Mejor dicho: entiendo, pero me parece una pelotudez. A veces la gente es muy retorcida. Hombres y mujeres. Los hombres retorcidos son los mediocres, los que se devanan los sesos preguntándose por qué a otros les va bien y a ellos no, los que creen que todo lo que hacen los demás tiene intenciones ocultas. Las mujeres retorcidas, en cambio, son muchas y en algunos momentos son divinas. En algunos momentos, recalco. Las mujeres retorcidas creen que la seducción es un juego de señales, y edifican un lenguaje de signos que sólo podría leer un arameo, y creen que el hombre obra porque vio ese detalle, ese aro que ellas no tenían el otro día, que hoy se peinaron con raya, que tienen zapatos nuevos, que sonrieron al saludar, que se quedaron un microsegundo junto al hombre cuando lo saludaron con un beso, que utilizaron tal palabra y no tal otra, que viajaron en el mismo ascensor. Los hombres, por lo general, no captan esas señales, y en verdad les importan bastante poco: a esa altura, ya saben si la mujer les gusta o no. De hecho, los hombres no hablan tantos lenguajes. Y está, claro, el lenguaje del deseo. Las mujeres retorcidas creen que mantener vivo el fuego del deseo es la clave. Y eso no está nada mal. Pero mantener vivo el deseo no es concretar el encuentro de los cuerpos. Digo: estar al palo, en este preciso instante, no me genera mayor deseo por Sonia 02 (dNS), sino que me hace sentir que es una pelotuda, que dejó pasar por alto lo que de seguro podría haber sido un polvo extraordinario. La mujer retorcida cree que si se acuesta la primera noche, existe la posibilidad de que el hombre no la llame nunca más. Olvida que si se acuesta la segunda, o la tercera, o si el tipo es muy paciente la cuarta, existe exactamente la misma posibilidad. Si un tipo tiene ganas de coger y luego desaparecer, lo hará. Si no, no. Supongo que la mujer retorcida lo que teme, en el fondo, es a enfrentarse a la verdad que sucede al polvo, posterior al cigarrillo. Fontanarrosa decía que el mundo ha vivido equivocado porque primero vamos a cenar y luego a coger, cuando debería ser al revés. Yo digo que el mundo ha vivido equivocado porque hombres y mujeres suelen ir a contramano. Por suerte, no siempre. Ayer, por ejemplo, sentía ganas de seguir viendo a Sonia 02 (dNS), casi podría decir que a lo largo de la cena sentía en el pecho la tibieza que creía que la maldición de Sonia 02 (dNS) iba a borrar. Hoy, al palo, todavía en la cama, siento que Sonia 02 (dNS) es una pelotuda. Y no sé si quiero volver a verla. Es decir: quiero cogerla. Es decir: la mujer retorcida consiguió que en lo único que pienso es en cogérmela. Y está la posibilidad de ir de putas, también. Porque si me enfrento a otra sesión como la de ayer a la noche, me corto la pija. Bueno, no me la corto. Pero algo así. Debería pajearme. No puedo. Estoy furioso. La concha de su madre. ¿Para qué? La pregunta clave es para qué. Si fuera un hombre retorcido, elucubraría intenciones en ella, planes intrincados y pormenorizados. No creo. No soy un hombre retorcido. Creo que es una pelotuda. Es decir: la mayoría de las veces lo que hacemos es irracional. En Estados Unidos hicieron un experimento maravilloso, que demostró que cuando tomamos una decisión sólo se activa una porción infinitesimal del cerebro, pero que cuando intentamos explicar esa decisión se utiliza prácticamente todo el cerebro; es decir, obramos irracionalmente y luego aplicamos la racionalidad para justificarnos -a nosotros, a los demás, lo mismo da-. Somos seres irracionales que se protegen con una frazada de racionalidad supuesta. La racionalidad no es sino una simple excusa. Es decir: Sonia 02 (dNS) fue irracional. Puede que hoy se diga que no lo hizo porque no estaba depilada, o porque en efecto no se sentía lista, pero todas y cada una de las explicaciones que se de serán absurdas, pelotudeces mayúsculas, meras construcciones simbólicas. Forra. Pelotuda. Una patada en el orto, le voy a dar.
El celular vibra. Miro. Mensaje de Sonia 02 (dNS).
"¿Hoy nos vemos?".
¿No es divina?