Miércoles.
Te despertás al palo. Definitivamente, la adolescencia ha vuelto. Tu vigor matutino, la histeria de Sonia 02 (dNS), Pablo Rago en Clave de Sol. Está todo ahí, al alcance de la mano. Para volver a la juventud no hace falta una cirugía estética, sino encontrarse con una pelotuda. Con eso alcanza. No sé si las arrugas desaparecen, pero la chota vuelve, no te podés girar en la cama, de hecho si lo hacés te tienta mucho la refregadita contra el colchón, como cuando eras chico y suponías que se trataba de ensayos de lo que algún día iba a ser coger. Cuando eras chico, leías una revista y te preguntabas si los entrevistados, los redactores, ya habrían cogido, ya habrían debutado. Te parecía que el mundo se manejaba por eso. ¿Estos cogen? Otra hipótesis que armabas: en este preciso instante, en la totalidad del mundo, ¿cuánta gente habrá cogiendo? Y te cascabas la vasca. Te despertabas al palo, y te manoteabas el ganso porque era el horario en que tu vieja había salido hacia el laburo, su marido también y tus hermanos estaban en la escuela. Tenías la ventaja de que les llevabas cinco años, y vos ibas al Nicolás Avellaneda por la tarde, porque diste examen en el Buenos Aires y te rebotaron -con el tiempo, agradecerías enormemente haberte rascado tanto las bolas en los preparativos del examen, pero cuánto problema te hiciste entonces-. Tenías esa ventaja y la sacabas. Bueno, sacabas la verga del calzón, que ya estaba parada, y empezabas a acariciarla. La primera paja que te hiciste en tu vida fue a los diez años, y no tenías ni idea de que había sido una paja, era de noche y te picaba la punta de la pija, y rascaste, y seguía picando entonces rascaste más, la pija se te puso dura, rascaste con entusiasmo, sorprendido de lo que sentías, y más sorprendido aún ante el geiser que largaste, y pensaste que te habías meado encima, te dio vergüenza, fuiste al baño y juntaste papel higiénico y volviste a la cama y te pusiste a secar, esa noche dormiste rodeado de restos de papel, y a la mañana siguiente ya te rascaste con un poco más de conciencia, que sólo se terminó de conformar cuando en la escuela y con tus compañeros que tenían hermanos mayores conociste el significado de la palabra paja y la palabra leche y vos hasta entonces, tremendo pelotudito, te habías comido la historia de la semillita, y suponías que de la pija salía una semillita, que era una especie de cerbatana de la que salían disparadas semillitas, y quizás por eso te gustaba tanto arrojar bolitas de papel húmedo con una pajita, soplando. Y quizás, sospechaste, de ahí provenía la palabra pajita, y la paja, y todas las pajas que te echabas. En el secundario, se las comentaban entre compañeros. Te daba cierta vergüenza, y decías la mitad de las que habían sido. Ponele que decías tres por día, y habían sido seis. Con el tiempo, ibas a descubrir que todos mentían, y con el tiempo ibas a descubrir que existía un mecanismo inverso de mentira con el coger: todos mienten hacia arriba la cantidad de polvos, todos mienten hacia abajo la cantidad de pajas. Porque la paja tiene cierto desprestigio. Pero vos sabés que estuvo con vos siempre. Incluso después de que debutaras en el sauna Si Sí, cuando tenías 13 años, con guita que te dejó tu vieja cuando se fue de viaje y se suponía que era para otra clase de gastos, fuiste con tus compañeros, entraste y elegiste una que era fea, te llevó hasta un cuartito donde había una camilla, porque en ese entonces se hacían llamar saunas y masajistas, y te preguntó la edad, y vos mentiste para arriba, dijiste 15 como quien cree que se soluciona todo, y la puta dijo hay dios mío, y apagó la luz, y te empezó a chupar, y no se te paró. La primera vez en tu vida con una mina no se te paró. Pero ya entonces eras un luchador, un tipo que no arruga ante la adversidad. Al día siguiente agarraste toda la guita que quedaba de lo que te había dejado tu vieja, te tomaste el colectivo hasta Belgrano, porque entonces no había subte, y volviste y elegiste otra puta, y esa era más joven, ni te preguntó la edad, y se te paró y te echaste tres polvos, y al día siguiente a tus amigos les dijiste cinco, pero no, cinco eran las pajas que te habías hecho por pensar en el polvo anterior, en el polvo primigenio. Y luego, por más que de cuando en cuando fueras de putas, igual te pajeabas. No por un principio ideológico, por proclamar tu independencia por sobre todas las cosas, por ir conociéndote -todavía no sabías que, en el fondo, nunca te vas a conocer del todo-, no. Vos estabas caliente. Te despertabas al palo. Te hacías una paja y seguía dura. Y te hacías otra, y la mayoría de las veces ahí bajaba pero unas cuantas seguía dura. Y cuando llegabas al colegio, al Nicolás Avellaneda, lo primero que se preguntaban con los amigos eran cuántas pajas se habían hecho, y ahí venía la mentira. Pero eso lo fuiste perdiendo. Empezaste a coger con regularidad con tu primera novia, seis meses de hinchazón de huevos y de decirle no me podés dejar así me duele te lo digo en serio me duele, y debutar en el consultorio de tu vieja a la que le afanaste las llaves, con la foto enmarcada de Freud como único testigo de cuánto te costó romper un himen mientras ella te decía me duele y vos le decías te amo. Y la amabas. Y en ese entonces no lo sabías, pero nunca, pero nunca lo que se dice nunca, ibas a volver a amar así. Y te acordás de ella, de cuando en cuando, y te preguntás qué habrá sido de su vida, y te preguntás si te recordará como un mal cogedor y te respondés que seguro, porque ella después tuvo un novio que le llevaba tres años y ese seguro que sabía coger, pero por entonces, cuando te la cogiste ella te llevaba un año, ella 18 y vos 17, y no sabías nada de nada, recién un año más tarde ibas a conocer a una mina que te llevaba 17 años, tenía 35, que te iba a enseñar, y que se iba a calentar con la idea de enseñarte, e ibas a aprender, a empezar a aprender, cómo se chupa, cómo se coge, y, también, ella iba a decírtelo, que nunca desaprovecharas una paja. Y, ahora, que ya no te preguntás por esa mina que tiene que andar por los 55, el mundo es algo cruel pero el tiempo es tremendamente hijo de puta, ahora, cuando te despertás al palo, te acordás de esa frase. Y te acordás de otro principio: si te pajeás pensando en una mina, nunca vas a coger con esa mina. Entoncés, semidormido, tirás del calzoncillo hacia abajo. Y te acariciás un poco la cabeza. Y cerrás los ojos. Te pajeás en honor a este amanecer empalmado. Te pajeás pensando en Sonia 02 (dNS), en Lela Star. Al final, no arrojás semillitas, por suerte. Al final te levantás, te bañás, te vestís, pelotudeás un poco en la computadora, salís, te tomás el subte, llegás al trabajo, te acomodás en el escritorio y el celular vibra. Mensajito. Leés: "disculpame que no te llamé ayer, ¿en qué horario te puedo llamar a la noche?". Y vos sabés que ya no van a coger, que es una loca de mierda, que el tiempo pasa y tu primera novia, la que jamás te hubiera permitido sospechar que existía algo tan aberrante como una Sonia, vaya uno a saber dónde estará. Vos sabés que vivís, desde hace años, en un lago congelado, y que de cuando en cuando el hielo se fragmenta y te mojás y creés que te vas a morir. Vos sabés todo eso cuando respondés, simplemente, "nueve y media".
18 comentarios:
No puedo creer que me hayas hecho emocionar hasta que se me humedecieron los ojos con la historia de tus pajas. Apuntás cada vez más arriba.
CLAP, CLAP, CLAP, CLAP (de pie).
SATÁN
Uhhhhh Elem! Los hombres y sus pajas. Mis compañeros de la primaria llevaban algo que denominaban "pitómetro". Se iban al baño, se tocaban hasta dejarla erecta y la median. Según el tamaño había diferentes frases: "para secretarias", "la medida justa", "una lástima", esas eran algunas. Era una regla de madera y se la habían robado al papá de uno de los chicos.
Con las historias de tus pajas recordé a mis amigos de pequeña. Es raro pero me dio ternura.
Querémos más!
El monólogo de la paja! Muy pronto en el teatro bla bla bla
jejej
estuvo bueno, me encantó como lo contaste!
Satán, noto que últimamente sólo dejás comentarios cuando sos el primero, ja. Abrazo grande.
Sole, hoy estás insaciable. Y habrá más, claro (especialmente si me lo piden en primera del plural y suena a partuza).
China, dale, se busca representante.
Clap, clap, clap y bises
marche una ronda de cervezas y pajas para todos! hay que celebrar tremendo post.
¿vos decís que no sos escritor?
Jjajajaj Maravilloso!
pero qué linda oda a la paja
amén
con q altura hablas de la paja!! increíble!!
Mucha paja pero y... Sonia? Vamos che!
Mucho más allá del tema de la paja en sí. Me encantó, sobre todo, la última parte.
Me pongo de pie y te aplaudo. Este post me resulto maravilloso, Elemental que escritor que eres ah!
Beso
Fedet, queda feo que lo diga, pero cuando presionaba "publicar" sentí que me había salido bien.
Luminicus, gracias.
Casandra, amén.
Natu, gracias.
Sole, hoy estás terrible. ¿Qué pasa?
Agustina, gracias.
Vacya, gracias.
Elem, maestro, si no le pongo onda al lunes lluvioso con la lunita tucumana de fondo, no llego al miércoles.
Sole, bueno, bueno, tampoco hagas pucherito.
Y sí, uno más que se suma.
menos mal que me dijiste que ibas a postear menos... llego del trabajo & demás y hay como 7 posts.
pero bueno, por algo escribir es parecido a pajearse: si uno dice tres post, van a ser seis.
(igual atenti que no me quejo, eh).
dejo comment en este que fue el que más me gustó. vos decís que sos bueno escribiendo diálogos; que esto te recuerde que también es lo tuyo escribir sobre sexo.
abrazo.
Gizmo, qué se le va a hacer.
Mi estimado Kent, ahora que sé quien sos me resulta difícil responderte, ja. Diálogos, sexo... ¿Y si escribo teatro sobre sexo no sería la combinación perfecta?
Y pensar que hay muchas mujeres que dicen que nunca se hicieron la paja...
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