Sonia 02 (dNS): Security Man search a hole in a very strong wall

Domingo, madrugada (cont.).

No sé cómo, pero llegamos a un punto en el que ella está sobre mí.
Yo estoy sentado, y ella encima mío.
Nos besamos. La boca, las mejillas, el cuello -tengo que ayudarme con la mano, porque el pullover de cogote alto rompe bastante las bolas-. Recorro su cintura angosta con las manos, subo a sus tetas, vuelvo a bajar y hago el mismo recorrido por debajo de la lana, por debajo de la tela de su remera o camiseta. Su piel es suave, y hay momentos en que no la toco: las manos delinean su figura a pocos milímetros de su piel, sin tocarla, disfrutando de la tibieza, el calor. Porque emite calor, Sonia 02 (dNS). Emite calor y gemidos. Llego con las manos hasta su corpiño con armazón -divina: tetas chicas y corpiño con armazón para disimular-. En esta posición, se va a hacer un poco difícil llegar a sus pezones. Recorro con la punta de la lengua su lóbulo izquierdo, y aprovecho que ella cierra los ojos y gime para llevar la mano hacia su espalda y en un solo movimiento desabrocharle el corpiño.
Sonia 02, entonces, apoya las manos en mi pecho.
-Bueno, bueno, está bien -dice.
-¿Perdón?
-Te dije. Te digo. Está bien.
-Somos grandes, Sonia 02 (dNS), dejate de joder...
-¿Tomamos otro café?
-¿Vos estás indispuesta?
-No.
-¿Y entonces?
-Nada. Que no estoy preparada.
-Uf.
Sale de encima mío. Va al baño. Yo a la kitchnette o cocina integrada -espero no estar vivo cuando comiencen a construir departamentos con baños integrados-. Pronto, el café está listo. Antes de que ella salga. Cuando sale, va directo a la silla que ocupó antes.
Llevo los cafés a la mesa.
-¿Te pasa algo?
-No, nada.
-No, en serio, decime.
-Que quiero cogerte, nena.
-Ja.
-En serio.
-¿Qué es lo que más te gusta de coger?
-¿Cómo?
-Eso, que qué es lo que más te gusta de coger.
-Uy, qué se yo... Chupar una concha, supongo. A vos nunca te chuparon.
-¿Qué decís? Obvio que sí.
-No, nena, no te chuparon.
-¡Pero nene! ¡Sí lo hicieron!
-Dejame que te chupe y vas a comprobar que, antes, nunca te chuparon.
Me mira. Sonríe. Toma un sorbo de café.
-Y a vos nunca te montaron -dice.
-¿Vos decís yo en cuatro patas y la mina haciendo hico caballito?
-No, tonto. Vos boca arriba y yo arriba.
-Ajá. Sos buena en eso.
-Hice danzas árabes tres años. Domino mi cintura.
Hay quienes desconocen el poder de la palabra. Esa gente desconoce que una palabra puede mover una montaña, si es la palabra precisa. En este caso, no se trata de una palabra ni de una montaña, pero la frase de Sonia 02 (dNS) hace que mi pija se levante de inmediato, lista para la batalla.
-Qué interesante -digo mientras acerco mi cara a la suya-. Me gustaría probarlo.
-El sábado que viene.
-¿Lo qué?
-El sábado que viene ya me voy a sentir más segura.
-¿Y cómo lo sabés?
-No lo sé.
-A ver... ¿Vos me estás diciendo que recién el sábado que viene o que ni sabés si el sábado que viene ya vas a estar lista?
-No lo sé, pero lo intuyo.
-Lo intuís.
-Lo intuyo.
-La energía.
-Claro. Ah, qué lindo baño.
-¿Viste?
-Acordate siempre de dejar la tapa del inodoro baja y la puerta del baño cerrada. Por el feng shui.
Yo hubiera jurado que era por el olor a mierda. Aunque quizás los japoneses que inventaron eso se referían a la mierda, y establecieron la elegancia de las energías negativas. Unos genios, los japoneses.
Acerco mis labios a los suyos.
-¿Coger es algo de energía, también?
-También.
La beso.
Es intenso.
Gime.
Gimo yo.
Cuando nos separamos, dice:
-Pero hoy no. El sábado que viene.