Martes (cont.).
-Que no entiendo.
-¿Qué cosa?
-Me dijiste que me ibas a ayudar con Catherine Fulop.
-Sí, por el Ying y el Yang.
-Y bueno.
-¿Qué?
-Que no entiendo.
-¿Qué cosa?
-Que ella está contigo, ahora.
-¿Cómo?
-¿No viste cómo te miraba?
-Bueno, me miraba, sí, pero no me miraba como.
-Te miraba. Te miraba como.
-Pero eso no lo puedo evitar, Huguito.
-Ya. Porque eres argentino.
-No, porque en Colombia soy el Editor.
-Ah.
-O sea. No lo puedo evitar. Me miran. Creeme.
-Sí, pero tú también hiciste lo tuyo.
-No pucherees.
-¿Cómo?
-Eso, no hagas eso con la boquita, como si estuvieras tristón.
-¿En Argentina se le dice pucherear?
-Sí, supongo que viene de los inmigrantes. Cuando llegaron de Europa tenían mucho hambre, y empezaron a utilizar un montón de palabras relacionadas con la comida. El puchero es una comida de pobre, y por eso lo deben haber relacionado con el gesto de tristeza.
-Qué interesante.
-Te chupa un huevo, ¿no?
-Pues claro.
-Me lo imaginaba.
-Yo no.
-¿Cómo que no, si me lo dijiste vos?
-Lo que no me imaginaba era que me ibas a tomar de idiota.
-¿Y cuándo, te tomé de idiota?
-En la reunión. Conseguiste que ella te mirara.
-...
-Te sentaste al lado de ella.
-Te dejé el lugar, y vos pasaste de largo porque sos tímido.
-...
-Te entiendo. Yo también soy tímido, en esas cosas.
-No lo parece. Le hablabas, le hacías chistes, y le tocabas el brazo todo el tiempo.
-No, ya te dije. Allá soy tímido, acá no.
-Aquí eres un pelotudo.
-Ya te dije, Huguito, puchero no, eh.
-...
-¿En serio la tocaba al hablar?
-Sí. Maricón.
-En Cuba dicen mariconzón. Suena lindo.
-Mariconzón, entonces.
-¿Por qué?
-La tocabas al hablarle, y ella se reía. Y se fijó en tí, y a mí ni me registró.
-Ay, Huguito, mi Elemental venezolano, estás haciendo un mundo de una pavada.
-Mariconzón.
-Ahora que lo decís, la transformación ya debe estar avanzando mucho.
-...
-¿En serio la tocaba al hablar?
-Mariconzón.
-Es la seguridad. Ahora entiendo al Editor. Es la seguridad. Me siento seguro, entonces le quito dramatismo a las acciones.
-Me traicionaste.
-Te hubiera traicionado de haberla besado.
-No podías besarla delante de todo el mundo, mariconzón.
-No, tenés razón. Y menos cuando nos aclararon la agenda de mañana y pasado. ¡Están locos! ¡Arrancamos a las ocho de la mañana y terminamos a las ocho de la noche! Así no vamos a ver nada de Bogotá salvo este hotel y el estudio de grabación.
-Mariconzones.
-Sí, mariconzones, tenés razón. A ver, Huguito, entendeme esto: no la tocaba para seducirla.
-Claro.
-No tenía intención. Lo que pasa es que soy un seductor nato. Es más fuerte que yo.
-Mariconzón.
-Lo que quieras.
-Mariconzón.
-Bueno, ya está bien.
-Mariconzón.
-Tengo una idea.
-¿Cuál?
-¿Vos decís que ella está entregada conmigo?
-Sí. Mariconzón.
-Bueno, mejor.
-¿Mejor? Traidor de mierda.
-Los cubanos dicen mielda.
-Mariconzón.
-No, en serio. Mejor. Eso va a facilitar las cosas.
-¿Cuáles?
-Ya está.
-¿Qué?
-Ya te dije, siento la seguridad recorrerme las venas. Ya está.
-¿Qué cosa, está?
-Tengo un plan. Un plan perfecto.
7 comentarios:
Me encanta el giro. Que te estés parando del otro lado. Y que haya un espejo.
a mí, además de eso especular, me gusta el ejercicio sobre las variantes de la lengua latinoamericana. Lindo, Beso
Anónimo, gracias.
esloquehay, anche.
Estas irreconocible, seguís siendo vos? o tenes una parte del EMF dentro que recién estas descubriendo?
Elemental, no, estoy del otro lado del Ecuador...
Lo del plan perfecto suena un poco macabro, pero esperaré! Ja
Bel, habrá que esperar...
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