Lunes.
Despertarme -la boca entreabierta, un hilo de baba, creo que tengo acidez o me estoy homerosimpsonizando a velocidad alarmante-, bañarme, chequear mails, mirar el celular. Por lo general, cuando estoy por encontrarme por primera vez con una mujer me secuestra una sensación de que ella no vendrá, que habrá un mensaje a último momento que indica que mejor no, o alguna excusa por el estilo. Hoy, en cambio, mientras me pongo la crema en las bolsas ante el espejo, descubro con placentera sorpresa que no. Si algo me recorre, es la idea de que todo saldrá bien. Elijo la ropa: jean, zapatillas, camisa negra -el negro es indicado como básico, según el Editor, y además sirve para achicar la panza, agrego yo-, el saco de corderoy que está arrugadísimo y no tengo ninguna gana de enviar a la tintorería. Otra sensación inusual: no tengo ganas de producirme especialmente, quiero que ella me vea sin arreglos, casi sin acomodar mis rulos -tampoco voy a decir que los peino, pero cada tanto, luego de bañarme, si me agarra la loca, los toqueteo para que tengan cierta forma-. Ella escribió, y en el mail daba cuenta de que me entendía. Y si me entiende, no hay nada que disimular, ni simular, ni aparentar, ni nada. Ella quiere verme tal cual soy, porque pudo leerme tal cual soy. Y me tendrá tal cual soy. Me pongo perfume y me lavo los dientes. Tampoco la pavada.
Salgo a la calle. Camino las dos cuadras que me separan del Abasto. Quedamos a las 12, son 12 menos cinco. Otra particularidad: no voy a llegar temprano, no me voy a dedicar a devanarme los sesos preguntándome las posibilidades del encuentro, cómo debería decodificar cada uno de sus gestos iniciales.
Quedamos en la escalinata que da al Coto. Creo que es la misma donde se reúnen los cumbios, o seguidores de twitter, o cualquiera de esas pelotudeces. Este mediodía, en cambio, lo que ocurrirá no será ninguna pelotudez. Lo sé.
Me enciendo un cigarrillo. Camino tranquilo.
En uno de los bordes de la escalera, hay una mujer sentada. Mira en mi dirección mientras fuma un cigarrillo. Es ella. Delgada, pelo negro, lacio, largo. Viste una camisa blanca larga, debajo calzas negras, y botas. Tiene una cartera negra, del lado de la calle -ya le diré que en esta zona es mejor tenerla del lado contrario a la calle-. Estoy a mitad de cuadra, pero nos reconocemos. Ella alza la mano y me saluda. La imito. Sonríe.
A medida que me acerco, distingo sus ojos negros, reconozco que -por más que la camisa blanca es holgadísima- es delgada. No digo que no aparente sus cuarenta y uno. Digo que los lleva espléndidamente. Por eso digo que en general no me importa la edad, sino cómo la llevan.
Cruzo. Ella se incorpora. Me acerco.
-Hola -digo.
-Hola -dice.
Nos saludamos con un beso en la mejilla.
En el saludo, apoyo una mano en su espalda.
Sólo necesitamos eso.
Cuando me separo, mi mano sigue en su espalda y ella sonríe.
Es obvio que lo que ambos deseamos, en este momento, es coger. Cogernos uno al otro.
15 comentarios:
Por favor no nos dejes en ascuas,
saludos
uy!
si la onda viene con descripción detallada mejor hasta más tarde, no?
Para leerte en casa, con un tequila o un porro!
La Otra Maja
¡Estoy con la Maja!
Sole
Gracias por adherirte Sole.
Ahora me imagino a un montón de chifladas, pachecas, de frente a la compu, con las hormonas estallando.
un rivotril por favor!
La Otra Maja
Chicas, prometo ser muy detallado, pero denme tiempo. Síganme, no las voy a defraudar.
espero q no hagas como con la chica mas linda y cuentes todo!!
Ok Elem, te damos tiempo pero fijate que tenemos todos los snacks preparados para leerte.
Sole
Anónimo, che, al menos inventate una firma, que sino no sé cuál es el hilo de tus comentarios. Aviso: anónimos así, ni responderé.
Sole, por el nivel de detalle que tendrá, te diría que además de los snacks preparen ropa cómoda de quitar.
Apa! viene caliente la cosa!!!!!!
Te sigo
así es.
las lectoras calentonas volvemos para lo mejor.
(en realidad nunca nos fuimos)
vamos las chifladas!
Luminicus, sí señora.
Blet, sos un personaje adorable.
perdonnnn anonimo soy yo! me olvide de poner mi nombre!!! sorry!
Elemental, ¿seguís el hilo de nuestros comments?
Exquisito y detallista lo suyo, sumado a una memoria de elefante y una paciencia oriental.
Agradecemos que sea así.
N.
¿a qué altura de la espalda, la mano? eh?
Natu, ok.
N, por supuesto, soy un obse. Igual, no es que me acuerdo lo que dicen, sino la onda que tienen y cómo les tengo que responder.
D, no a esa.
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